20 meses

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Ya sea por cansancio o por desconocimiento, muchos residentes de Baja California parecen haber dado ya por concluida la pandemia.  No se habrán percatado que desde hace varias semanas los contagios se mantienen al alza y somos el único estado del país que no logra avanzar en el semáforo de riesgo. 

Con la aplicación de cientos de miles de vacunas ‘Johnson & Johnson’, el controvertido subsecretario federal de salud, Hugo López-Gatell, anunciaba en julio pasado que había terminado la vacunación de adultos en la frontera norte del país.  Por esas fechas, el entonces secretario de salud, Alonso Pérez Rico, presumía aquí que cerca del 90 por ciento de la población contaba ya con el esquema completo de vacunación.  Supusimos entonces que nos encontrábamos ante el comienzo del fin de la pandemia, que veríamos disminuir los casos y con ello sería cosa de días para que se reabriera la frontera y todo volviera paulatinamente a la normalidad.  Los cruces se reactivaron casi cuatro meses después y, de normalidad, todavía no podemos hablar.  Hay cosas que no saben y otras que conocen, pero no nos dicen.

Las restricciones se han flexibilizado, pero la vacunación continúa avanzando.  Hace varias semanas que volvieron las primeras dosis (para los indecisos) y este lunes comenzará oficialmente la inmunización de jóvenes de 15 a 17 años.  Entonces, si todo parece caminar sobre ruedas ¿por qué hay tantos contagios y hospitalizaciones?

En el mundo ha sido así, el virus sorprendió a todos por igual y prevalece la confusión, pero particularmente en México las autoridades han tomado posturas contradictorias y decisiones sobre la marcha, sin un plan científico.  Ahí van, consiguen vacunas, las aplican, ponen y quitan restricciones y patean el bote, esperando que un día desaparezca el problema.

Hemos visto cómo otras sociedades, que suponíamos más avanzadas y progresistas, se han dividido frente al tema del confinamiento y el uso obligatorio del cubre bocas.  La gente no acepta perder más libertades individuales, rechaza el autoritarismo y las imposiciones, que por momentos parecen innecesarias y hasta contraproducentes.

Austria, Alemania, Holanda, el Reino Unido y otros países europeos están volviendo en estos días a la aplicación de medidas extremas, debido al nuevo aumento en el número de casos de Covid-19.  En Australia, miles se manifestaron este fin de semana en contra de la obligatoriedad de la vacuna y el uso de la mascarilla.  

En México el asunto no es menos grave, pero sí más folklórico y hasta surrealista.  En Puebla, por ejemplo, el gobernador Miguel Barbosa anunció este domingo que “la persona que no se ponga la vacuna no podrá ingresar a lugares públicos”; sí, es el mismo personaje que en marzo de 2020 declaró que “la enfermedad se curaba con un plato de mole de guajolote”.  Recordamos otras desafortunadas alocuciones del propio presidente y sus funcionarios encargados del control de la pandemia.  

Es difícil entender la forma en que respondemos los mexicanos ante las adversidades.  La pesadilla no ha terminado.  



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