¿Como nace la abogacía?

¿Como nace la abogacía?

Sociedad y Derecho

Juan Bautista Lizárraga Motta

¿Cómo nace la abogacía?

La abogacía es una profesión profundamente ligada a la historia de la humanidad. Surge como consecuencia de la necesidad de interpretar el gran conjunto de normas surgidas de las costumbres sociales y de la moral, así como de la incipiente y aún primitiva Ley. La aparición de la sociedad humana implicó simultáneamente la del derecho y, consecuentemente, la del abogado.

En un principio, el derecho no era una ciencia independiente sino parte de la filosofía. Sus primeros indicios los podemos encontrar en la Grecia Antigua, en los oradores de Atenas. La figura del abogado no existía como tal, aquellos que intervenían “abogando” por alguien en un juicio “principalmente de naturaleza penal” iban en calidad de “amigo” del defendido, una práctica que empezó a extenderse rápidamente.

No fue sino hasta en la Roma Antigua cuando surgió la figura del abogado como la de un experto que ejercía su labor de manera clara y de forma legal. Sin embargo, tuvo que pasar un tiempo hasta que se instaurara la abogacía como profesión. Un dato curioso es que, tanto en la antigua Grecia como en los primeros años del Imperio Romano, los abogados no cobraban honorarios por sus servicios, obteniendo como única recompensa por su labor, honores y distinciones. En el año 204 Antes de Cristo, el Emperador Tiberio abolió la ley que prohibía que los abogados cobraran honorarios, permitiendo que lo hicieran a partir de entonces, sin embargo, la cuota máxima era de diez mil sestercios, lo que por aquel tiempo era muy poco.

La palabra “abogado” proviene del vocablo latino “advocatus”, que significa “llamado”, porque entre los romanos se nombraba así a quienes conocían las leyes para socorro y ayuda.

Roma desarrolló rápidamente una clase de profesionales formados en materia jurídica, a quienes acudían no sólo las partes de un juicio, sino también los propios jueces, los cuales eventualmente crearon el marco legal de lo que hoy conocemos como el “derecho romano”. Fue entonces cuando, por primera vez, en la cultura occidental, hubo un grupo de personas que aplicaban las leyes de manera práctica y profesional.

Hacia el siglo IV Después de Cristo, ya existía en Roma la figura del abogado como la conocemos ahora, profesionales formados en ley y la retórica, requiriendo de estudios especializados y formales para el ejercicio de su profesión, además de que, la cuota máxima de honorarios se amplió hasta unos 100 sólidos bizantinos, una cifra mucho mayor que la anterior, y que permitía al abogado ganar el dinero suficiente para subsistir.

Con la caída del Imperio Romano hubo una degradación y pérdida de las profesiones, entre ellas la abogacía, conservándose solamente algunos manuscritos en distintos monasterios.

En la baja edad media, entre los años 1000 a 1200 Después de Cristo, surgieron individuos que estudiaron “derecho canónico”, con ánimo de servir en la iglesia católica, quienes eventualmente ampliaron su práctica profesional a la solución de cuestiones mundanas. Fue entonces cuando empieza a aparecer el “derecho civil”.

Hoy día, la abogacía no ha cambiado demasiado con respecto a la historia de los abogados y a las bases asentadas a lo largo del tiempo. Los abogados de América Latina, y en especial de México, somos herederos de la tradición del Derecho Romano, cuyas instituciones, en gran parte, continúan vigentes hasta el día de hoy.

Como siempre un placer saludarlo, esperando que estas pocas letras hayan sido de su agrado y sobre todo de utilidad ¡Hasta la próxima!

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Saludos,

Juan BautistaLizárraga Motta 



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