“Guerra sucia”

Van a penas unas horas que empezaron las campañas a la gubernatura y las redes sociales ya están llenas de guerra sucia. 

En la actualidad es utilizado coloquialmente el término guerra sucia para referirse a las campañas de denostación, de criticar en la vida personal o hasta en su aspecto físico a quienes son candidatos y candidatas, de inventar cosas sólo para generar polémica sobre alguien y que pierda popularidad, pero sobre todo, presentar información sin evidencia. 

Quien utiliza esta guerra sucia contra la competencia, lo único que nos está demostrando es que es tanta la inseguridad que tiene y es tanta su falta de ideas, propuestas y plan de trabajo, que prefiere recurrir a estos métodos, y lo menos que queremos es que terminemos teniendo servidores públicos que ganaron sólo porque dijeron más cosas negativas de los demás en vez de por sus propuestas. 

Aquel refrán de “en la guerra y en el amor, todo se vale”, no aplica y mucho menos en lo electoral, y en sí el término guerra en campañas es inaceptable ya que precisamente porque se han tomado las campañas como si fuera una guerra, y todo por una vacía lucha de poder, es que tenemos la política como la tenemos. En las redes sociales se hacen hasta páginas que ni siquiera son oficiales, y sólo son creadas para este tipo de acciones, en dónde ni sabemos claramente quién está detrás. Además, muchísima de esa guerra sucia la terminamos pagando las personas, ya que recordemos que se utiliza dinero público para hacer campaña, y lo menos que queremos es estar viendo quién se pelea más. 

El 16 de abril comienzan las campañas para las candidaturas a las alcaldías y diputaciones estatales y federales, muy seguramente vamos a estar viendo las mismas publicaciones en redes y ataques como los hemos visto en las candidaturas a la gubernatura. 

Las campañas están para debatir sobre el trabajo previo y el trabajo a futuro que las candidatas y candidatos quieran realizar, no para debatir y enfrentar ataques personales que no llevan relación con el servicio público. Tanto partidos políticos deben entender que no nos interesan sus guerras sucias, como las personas debemos de dejar de compartir información que no sea relevante y que no tenga fundamento. 

Cómo personas, dejemos de alimentar la guerra, porque las únicas que estamos saliendo heridas somos nosotras, y mejor concentrémonos en que nos expliquen el qué quieren lograr por nuestro estado, cómo lo van a lograr, y sobre todo, cómo nos van a involucrar y escuchar.