Las características de un buen abogado

El abogado debe ser un profesional de la comunicación. 

Sí, en efecto, del mismo modo que los periodistas y comunicadores profesionales, el abogado debe transmitir ideas, hechos y argumentos de forma clara y precisa, fundados y motivados, utilizando un lenguaje estructurado y de fácil comprensión, tanto de forma escrita como verbal.

El abogado tiene por objetivo fundamental, la defensa de los intereses de sus clientes en procesos o procedimientos jurisdiccionales y judiciales, lo que hace, sustancialmente, mediante la “construcción de argumentos ganadores”, los cuales deben, siempre, abonar a una mejor y más completa impartición de justicia.

El abogado además, previo a empezar a redactar y argumentar, debe tener la capacidad de saber encontrar la mejor solución al problema legal que se le plantea, lo cual únicamente puede conseguir con el estudio y la búsqueda exhaustiva de nortes legales, tanto en leyes, convenios internacionales, derecho comparado, así como en las doctrinas, criterios y jurisprudencias, sin olvidar la experiencia, esa que sólo se adquiere con años de práctica.

Un abogado completo, además de dominar el arte de la comunicación y análisis legal, debe ser una persona con un pensamiento perfectamente estructurado, que le permita ser capaz de sintetizar y simplificar problemas complejos, pues sólo así podrá encontrar soluciones lógicas que sean lo suficientemente convincentes para persuadir al juzgador que su cliente tiene la razón, el derecho y la justicia de su lado.

Esta habilidad fundamental, de encontrar, redactar, comunicar y, mediante eso, convencer al juzgador de que su posición es la correcta en relación a la de la contraparte es, quizá, una de las de mayor relevancia e importancia que un abogado debe tener y dominar.

Por si fuera poco, un buen abogado, adicionalmente a todas las habilidades, esfuerzo y años de práctica, para poder ser considerado como tal, debe tener una fuerte “formación ética” tan sólida y firme, que sea incorruptible, aún y cuando la situación específica sea exorbitantemente tentadora y atractiva.

El ejercicio de la abogacía debe ajustarse a las normas de la moral y del derecho, siendo la única forma de privilegiar una actuación ética.

También, un abogado completo, debe tener un “sentido social de ayuda al prójimo”. Estar dispuesto a dar su tiempo y conocimientos al servicio de un bien justo, aún y cuando no reciba ninguna retribución económica por ello.

Hoy, quizá como nunca antes en la historia reciente de nuestro país, la función de los abogados tiene una importancia esencialmente relevante, pues se ha convertido en un verdadero y real contrapeso de los abusos del poder cometidos en contra de órganos autónomos y organizaciones no gubernamentales “ONG”.

A la par, las asociaciones de abogados han demostrado realizar un papel trascendental en el respeto y observancia del Estado de Derecho, siendo uno de los principales exponentes de ello la Barra Mexicana Colegio de Abogados, A.C., agrupación de profesionales del derecho más numerosa e importante del país. 

Un buen abogado, con un desempeño ejemplar, trabaja en pro de la construcción de un mejor México, en el que se respete el Estado de Derecho y la democracia.

Como siempre un placer saludarlo, esperando que estas pocas letras hayan sido de su agrado y, sobre todo, de utilidad ¡Hasta la próxima!




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