Superbacterias: ¿estamos a salvo?

POR DR. LUIS MONTEL
Superbacterias: ¿estamos a salvo?

Todo está cambiando muy rápidamente. Ya sea en el clima, con el calentamiento global, las olas de calor, las lluvias intensas o la subida del nivel del mar; o en el orden de los microorganismos, con la aparición de nuevas bacterias y virus.

El uso de antibióticos, de forma indiscriminada, ha hecho que las bacterias, en especial un grupo de estafilococos, como el dorado, hayan buscado otras vías para llegar al huésped, causar infección y hacerse más resistentes a los antibióticos habituales.

Un grupo de estudio en Inglaterra encontró evidencia acerca de la propagación aérea de algunas bacterias, lo cual justifica la infestación hospitalaria. A pesar de las medidas higiénicas, estas superbacterias pueden flotar y esparcirse hasta 3,5 metros. Es decir, que, de paciente a paciente, habrá que tomar medidas distintas en cuanto a diseño y ventilación de las unidades de ingreso hospitalario.

¿Cómo protegernos de las superbacterias?

Como se propagan por el aire, el ozono sería la herramienta por excelencia, ya que mata a virus y bacterias. No abusar de los antibióticos y antivirales y no automedicarse. Airear casas, recintos, fábricas y hospitales, reciclar el aire con equipos de extracción. Cambiar la ropa de cama de los hogares al menos cada dos días, ya que puede ser un caldo de cultivo.

En hospitales, cambiar la ropa de cama y pijamas una dos veces al día, si fuera necesario, en pacientes con algún tipo de sepsis y virosis. El personal médico, paramédico y sanitario debe realizar una ducha en el hospital, antes de salir, y usar ropa limpia antes de irse a casa.

Se debe vigilar nuestro sistema inmunológico con análisis de sangre, al menos una vez al año. Y, si se está convaleciente de enfermedades, cada seis meses o según criterio médico. Hay que minimizar los corticoides, y solo utilizarlos como última opción, ya que deprimen el sistema de defensa en uso prolongado.

Las personas con enfermedades autoinmunes o con inmunodeficiencia, y los niños y ancianos, son las más vulnerables a estas superbacterias, por lo que deben ser más vigiladas.

La alimentación debe ser lo más alcalina posible, ya que estas bacterias sobreviven mejor en medios ácidos. La hidratación, el lavado de manos y la distancia social son importantes. Los acompañantes y las visitas al hospital deben ser las menos posibles. Hay que recordar que los hospitales y consultas no son lugares de ocio familiar.

Actualmente, la comunidad científica estudia formas de contrarrestar estas cepas, con la creación de antibióticos inteligentes o de sistemas de desinfección del aire. Mientras tanto, sumemos conciencia y fuerza.

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