Ungüentos

Ungüentos

Al año nuevo ya no se le piden sorpresas, no del tipo de las que nos ha traído la pandemia.    

Ya entrados en la cuarta ola de contagios y resignados a tener que convivir con el virus por tiempo indefinido, el año inicia con renovados desafíos.  Si bien es cierto que la nueva variante se transmite con mayor facilidad que las anteriores, no ha ocasionado hasta el momento un número de fallecimientos en la misma proporción.  Las complicaciones persisten para el sector salud y la economía.  

El número de contagios crece exponencialmente y los laboratorios no se dan abasto para satisfacer la demanda de pruebas.  Está vigente la posibilidad de que regresen las restricciones para el aforo de personas en lugares públicos, junto con el resto de las medidas preventivas, que ya comenzábamos a olvidar.  No perdamos de vista que el enemigo sigue acechando, cambia de cara y se resiste a partir.

A lo largo de estos casi dos años, hemos escuchado de todo, explicaciones científicas, teorías de conspiración, recomendaciones de médicos y funcionarios, y hasta opiniones de chamanes e influencers.  Al final, todo se reduce al sentido común; la decisión de vacunarse o no, usar el cubre bocas y evitar las reuniones en lugares mal ventilados, ha estado siempre en cada uno de nosotros.  En lo que coinciden la mayoría de los especialistas y dirigentes del mundo desarrollado es que, ahora más que nunca, los no vacunados están caminando en el filo de la navaja. 

Durante la primera semana del año y ante la inevitable llegada de la variante Ómicron, las autoridades sanitarias de Baja California protagonizaron una escena que bien pudo evitarse.  Sin pensarlo mucho, la COEPRIS lanzó una advertencia que erizó la piel de los restauranteros.  Ordenó a los empresarios exigir a sus clientes el certificado de vacunación para poder ingresar a sus establecimientos.  Quiero pensar que la intención era buena, pero es imperdonable que al redactar sus lineamientos la dependencia no haya considerado los múltiples problemas que han enfrentado los ciudadanos para obtener ese documento.  Aún hay miles que no lo tienen.

De inmediato salió la Secretaría de Salud a enmendarle la plana a la COEPRIS y todo quedó en una “recomendación”.  Como suele suceder, cuando las autoridades no analizan bien los factores y variables antes de emitir una orden, la gente escuchó y entendió lo que pudo y algunos comensales decidieron no salir, mientras que a otros les negaron el acceso, por no presentar su comprobante.  Si, la confusión fue originada por los propios responsables de crear y promover un ambiente de certidumbre.

Y qué decir de la receta que le extendió a todo el país el secretario federal de salud, Jorge Alcocer, quien recomendó a los padres de los niños que el gobierno se ha negado vacunar, que en caso de Covid-19 les preparen un té y les froten el pecho con un poco de VapoRub.

En esas manos estamos.



NOTAS RELACIONADAS

Por: Dra. Nancy Álvarez / Febrero 21, 2024
Por: Fernando A. Mora Guillén / Febrero 21, 2024