El importante papel del océano en la lucha contra el COVID-19

El océano tiene un genoma único que juega un rol crucial en la lucha contra enfermedades como el COVID-19
El importante papel del océano en la lucha contra el COVID-19

De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), para combatir la pandemia actual es indispensable que los países aumenten el número de pruebas para detectar el nuevo coronavirus. Este aumento dramático en la demanda de pruebas diagnósticas ha renovado el interés en la diversidad genética del océano.


El océano juega un papel crucial en la lucha para contener la propagación del COVID-19. Una enzima proveniente de un microbio que se halla en los respiradores hidrotérmicos marinos y en las aguas termales es una pieza clave en la tecnología que se emplea en los kits de detección de varios virus, incluido el SARS-CoV-2, el nuevo coronavirus. El genoma oceánico es una fuente rica de compuestos antivirales.


Por ejemplo, una proteína presente en un alga roja del arrecife de coral que se encuentra alrededor de las Islas Canarias fue fundamental en la batalla contra el Síndrome Respiratorio de Oriente Medio (MERS, por sus siglas en inglés), una enfermedad causada por un tipo de coronavirus estrechamente relacionado con el SARS-CoV-2.
Sin embargo, esta diversidad genética de los organismos oceánicos enfrenta varias amenazas, lo cual a su vez pone en peligro su uso en estos y otros potenciales avances científicos y también comerciales.


Dos investigaciones recientes encargadas por el Panel de Alto Nivel para una Economía Oceánica Sostenible abordan tanto la problemática de la conservación de los organismos oceánicos como la inequidad existente en materia de investigación de los océanos, ambos asuntos urgentes para salvaguardar el genoma de los océanos. Estos documentos enlistan de manera clara acciones que los gobiernos y los investigadores marinos pueden tomar para este fin.
 

La conservación marina puede ayudar a hacer frente a las amenazas mundiales

El término genoma oceánico se refiere al material genético presente en todos los organismos marinos y a la información codificada que contiene. Dicho genoma es la base de los ecosistemas oceánicos. Esta diversidad genética determina la abundancia y la resistencia de los recursos biológicos marinos, tales como la pesca y la acuicultura, que son pilares de la seguridad alimentaria y medios de subsistencia de muchos países.


Estas industrias oceánicas proporcionan alimentos a cientos de millones de personas en todo el mundo y emplean a más del 10% de la población mundial.
Debido a que el material genético asociado a cada especie marina es único, la extinción de cualquiera de ellas conllevaría la desaparición de su información genética, lo cual mermaría el potencial del genoma oceánico para abordar desafíos actuales como el cambio climático y el COVID-19, así como amenazas futuras, entre las cuales podría haber nuevas enfermedades. La contaminación, el cambio climático, las especies invasoras, la sobreexplotación y la pérdida y degradación del hábitat oceánico amenazan la subsistencia de los organismos marinos.


Además, existen grandes lagunas en la información científica disponible sobre el océano, a pesar de los progresos tecnológicos que posibilitan la exploración de la vida marina a nivel genético y pese a los beneficios prometedores del genoma oceánico para la sociedad. La desaparición de estos organismos de los cuales sabemos tan poco podría dejarnos sin recursos valiosos para adaptarnos y hacer frente a amenazas globales como la degradación del medio ambiente y las enfermedades.
 

5 maneras de proteger y compartir equitativamente los recursos y conocimientos sobre el genoma oceánico

Hoy en día, los países de altos ingresos son principalmente los que cuentan con la capacidad financiera necesaria para llevar a cabo investigaciones en genética marina y actividades comerciales relacionadas con el genoma del océano. Sin embargo, la exploración y el muestreo de este genoma del océano suelen realizarse en territorios oceánicos de países de ingresos bajos o medios. Esos países usualmente carecen de los recursos necesarios para realizar investigación por sí mismos o para acceder y utilizar las bases de datos de secuencias genéticas, las cuales crecen rápidamente.


Los gobiernos, los investigadores y las empresas deben garantizar que los países de ingresos bajos o medios se beneficien de su propia diversidad genética marina y que los países más ricos no exploten injustamente estos recursos. Debemos asegurarnos que el genoma del océano se utilice de manera sostenible, justa y equitativa. Muchas de estas cuestiones se debaten actualmente en las Naciones Unidas y mediante el Convenio sobre la Diversidad Biológica.
Las investigaciones encargadas por el Panel de Alto Nivel para una Economía Oceánica Sostenible identificaron varias oportunidades de acción para proteger la diversidad del genoma oceánico y procurar una distribución equitativa de sus beneficios y potenciales usos:
 



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