El cerebro humano: ¿Es semejante a una computadora?
La comparación entre la “central humana de la información” y la computadora ha sido una constante en las últimas décadas para referirse a la manera en que funcionan ambos.
Ciudad de México, 21 de julio de 2022 – Desde hace varios años ha permeado una curiosa metáfora: el cerebro humano es como una computadora. Ya desde el siglo XVII, personajes de la Edad Moderna, como René Descartes, habían declarado que “la mente trabaja como una máquina”, y en otras épocas se le comparó con un reloj de agua o un conmutador telefónico. De hecho, millones de personas en el mundo han recurrido a las mismas ideas para comparar estas dos “centrales de la información”, gracias a que comparten tanto una extraordinaria capacidad para procesar datos, como una sorprendente complejidad para su funcionamiento.
Sin embargo, se ha debatido si la famosa analogía es del todo precisa o no. Por ejemplo, para el especialista en inteligencia artificial estadounidense Gary Marcus, las computadoras constituyen arquitecturas sistemáticas que reciben comandos, codifican y manipulan información, y la mente tiene la habilidad de realizar justamente esa tarea. No obstante, la pregunta clave radica en si éste también es un procesador informativo en sí mismo o si, más bien, cuenta con una forma distinta para almacenar y operar sobre los datos una vez codificados por medio de la interconexión de las neuronas.
Sean más simétricos que opuestos (o viceversa), resulta interesante conocer cuáles son las auténticas semejanzas y diferencias entre el cerebro y la computadora, según un comparativo en neurociencia de la Universidad de Washington, Estados Unidos:
Canales de transmisión: aunque ambos emiten señales eléctricas para enviar mensajes, el cerebro libera químicos, mientras que la computadora utiliza electricidad.
Tiempo de funcionamiento: un ordenador puede encenderse y apagarse en cualquier momento, igual que cualquier otro sistema binario (“on”/“off”); la mente nunca descansa, ni siquiera al dormir, ya que ahí se mantienen funciones mínimas que se manifiestan en las etapas del sueño.
Almacenamiento y memoria: ambos pueden incrementar su memoria; uno lo hace a través de conexiones más fuertes entre neurotransmisores, y el otro con la integración de chips informáticos.
Aprendizaje y multitasking: es mucho más fácil para la mente aprender nuevas cosas, pero la computadora tiene mayor destreza en la realización de varias tareas simultáneas y veloces, tales como operaciones numéricas o matemáticas; no obstante, el cerebro es multitask en cuanto al control de la respiración, los latidos del corazón y la presión arterial, al tiempo que realiza procesos mentales.
Tipos de energía: mientras uno necesita oxígeno y nutrientes como el azúcar para su óptimo desempeño, el otro requiere fuentes de electricidad.
Perjuicios potenciales: los dos pueden “enfermarse”, ya sea por un padecimiento, en el caso de los seres humanos, o por un virus informático en el caso de una máquina.
Ciencia en acción: hay expertos que han estudiado meticulosamente a las computadoras y al cerebro por igual, pero todavía hay muchos aspectos por descubrir, en particular en el ámbito cerebral.
Más allá de la metáfora que se ha abordado, es verdad que el cerebro y las computadoras se entrelazan de una forma fascinante: ambos constituyen un collage detallado de elementos, componentes y funciones que aprovechan un sinfín de información para entender mejor la realidad. El gran elemento diferenciador de la mente es que tiene la habilidad de interpretar los datos para tomar decisiones, forjar criterios individuales, dar rienda suelta a la imaginación y proponer nuevas ideas.
“Con Smartick los niños y jóvenes ejercitan su mente, generando nuevas conexiones neuronales y reforzando las que ya existen, lo que es de gran ayuda para realizar ciertas tareas, como lo hace una computadora. Smartick echa mano de tecnología aplicada a ciertos dispositivos (inteligencia artificial en tabletas o computadoras, por ejemplo), para crear ejercicios a la medida de los estudiantes. Esto es un claro ejemplo de cómo las computadoras y los cerebros humanos pueden hacer grandes cosas en conjunto”, concluye Javier Arroyo, cofundador de Smartick.
