Empatía

No podemos seguir ajenos a lo que sucede a nuestro alrededor, el seguir volteando hacia otro lado y tomar el camino fácil de pretender que todo está bien mientras a mi no me pase, ya no puede ser una opción. 

Cada persona somos un mundo diferente; con diferentes experiencias, emociones y sentimientos, lo que percibe uno no siempre será lo que perciba el otro, y si hay algo que debemos aplicar en el día a día, es la empatía: “ser empático es ver el mundo a través de los ojos del otro y no ver nuestro mundo reflejado en sus ojos”.

En los últimos años, poco a poco hemos visto como más voces se han levantado defendiendo sus derechos o los de otras que han sido violentadas. A estas voces les debemos el mayor de nuestro respeto, y contrario a ello, es común ver descalificaciones, prejuicios y de lo más preocupante, el querer minimizar el problema. La violencia en sus diferentes manifestaciones sí existe y ha sido minimizada, y querer minimizar e invisibilizar no soluciona el problema, sino todo lo contrario, lo normaliza y fomenta que siga sucediendo. 

La ausencia de empatía ocasiona un quebrantamiento en la sociedad que detiene nuestro desarrollo y equidad, pero sobre todo, crea una división entre las personas que le da el pretexto perfecto a las autoridades para no voltear a solucionar los problemas, y cuando el gobierno falla, las personas no podemos hacerlo, al contrario, debemos a una sola voz encaminarlo y trabajar en conjunto para sacar adelante nuestra comunidad. 

Las redes sociales tanto nos han ayudado a comunicarnos, organizarnos y visibilizar muchas injusticias, como también se han vuelto un medio de violencia, un desahogo de emociones que sin un análisis y reflexión previa, pueden llegar a dañar o perjudicar más de lo que imaginamos. Debemos de fomentar que la empatía y respeto a la dignidad de todas las personas, vaya por delante antes de generar o emitir cualquier comentario. Debemos de construir una sociedad en donde tengan cabida todas las voces, y se respeten los derechos de todas las personas.

Todo ser humano tenemos derecho a vivir en un ambiente sano y sin violencia, y como sociedad no podemos permitir que sea normal lo contrario. Cada vez que veamos otro caso de violencia, que lo primero que pase por nuestra mente sea la empatía, la solidaridad pero sobre todo el respeto, de la mano con una exigencia a una sola voz de que se haga justicia de lo sucedido, y que esas muertes y esas voces que han querido ser calladas, jamás vuelvan a ser silenciadas.