LA HUERTA, COMUNIDAD INDIGENA

Apenas catorce kilómetros fuera del valle de Ojos Negros, hacia la montaña, una de las tribus kumiai de la región, está asentada en la parte suroeste dentro del ejido Sierra de Juárez. Es destacable que los indígenas durante siglos, mucho antes que los blancos llegaran, ellos habitaban toda la región. En el verano transitaban la mayor parte del tiempo en la parte alta de la sierra y en el invierno lo hacían en el valle de Ojos Negros. La comunidad cuenta con alrededor de doscientos cincuentas pobladores, además de la cacería de venado y codornices, otros animales eran parte de su sustento alimenticio; también la pizca de piñón, miel de abeja, flor de quiote y bellota. A principios del siglo veinte, el indio Felipe Tambo, plantó árboles frutales en el paraje que denominó “La Huerta de los indios”, sitio donde permanecen. El nombre kumiai, empleado históricamente por la población mexicana, designa a un grupo indígena y también a su lengua. Dicho nombre es la forma castellanizada de kumeya, que proviene de las lenguas yumanas y significa los de los altos. La lengua kumiai o tipai como la autodenominan los hablantes de esta lengua, pertenece a la familia cochimí-yumana. Las lenguas más cercanas son el Lipai y el Jamu, las cuales se hablan en Estados Unidos de América. Actualmente es una lengua que se encuentra en muy alto riesgo de desaparecer. Se habla en el Estado de Baja California, en el municipio de Ensenada y en Estados Unidos de América, por lo tanto es una lengua binacional. 

En mil novecientos sesenta y siete, el gobierno de México les asignó vía dotación agraria, casi seis mil trecientas hectáreas, sin embargo, en clara violación a sus costumbres y al estado comunal que siempre han tenido, con absoluta falta de respeto a su autoridad tradicional, los convirtieron en ejido, designando también a un comisariado ejidal, en paralelo con la representación que de acuerdo a sus costumbres, ellos mismos eligen. Error que debe corregirse aprovechando las disposiciones contenidas en el artículo ciento tres de la ley agraria, cuyo imperativo legal expresa…”Los ejidos que decidan adoptar el régimen de comunidad podrán hacerlo con los requisitos de asistencia y votación previstos por la fracción XIII del artículo 23 de la ley agraria. La asignación parcelaria de los ejidos que opten por la calidad comunal será reconocida como legítima. A partir de la inscripción de la resolución respectiva en el Registro Agrario Nacional, el ejido se tendrá por legalmente transformado en comunidad”... 

Es lamentable que la Procuraduría Agraria y el Instituto Nacional de Pueblos Indígenas (INPI), cuya normativa interna les obliga a proteger a los indígenas y pueblos originarios (nativos), a veintiocho años de la promulgación de la ley agraria, no hayan hecho nada por reivindicar el abuso cometido hace cincuenta y tres años, otorgándoles un régimen que en violación a sus derechos humanos no les corresponde. Sin petición de parte, sino buscando el beneficio supremo de los nativos indígenas, ¡deben actuar ya!. 

Los Kumiai son un pueblo amigable, que se reconoce y aprecia como pobladores originarios de la Sierra de Juárez y de Baja California, desde luego. Al visitar el valle de Ojos Negros, vale la pena acudir a la comunidad indígena La Huerta, quienes además de las frutas que colectan en sus huertos, tienen un campo ecoturístico, denominado “Cutap cuatey”, en el cual se puede acampar y pasar un día muy agradable en contacto con la naturaleza. Los cantos y bailes tradicionales se pueden apreciar en fechas predeterminadas, en las que realizan sus actos ceremoniales. Las artesanías son también algo que han desarrollado extraordinariamente, la escultura, canastos de 

agujas de pino, pulseras, collares, pectorales, atrapasueños, vasijas de barro, adobe y otros. ¡Auka! 

*El autor es jurista y promotor de economía social. 

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