Triste aniversario de la Constitución Federal
El pasado 05 de febrero se conmemoró el 104 aniversario de la promulgación de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, ceremonia realizada en el teatro de La República, en la ciudad de Querétaro, encabezada por la Secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, en representación del presidente.
La también ministra en retiro dijo en dicho evento: “Nuestra Ley Suprema sigue representando los valores de 1917. Toda Constitución emana de la soberanía del pueblo y para el pueblo se instituye”, pero, ¿en verdad eso es cierto?, ¿de verdad la Constitución sigue siendo la ley suprema?
Los cuestionamientos anteriores resultan obligados, sobre todo en estos tiempos en los que las autoridades parecen hacer caso omiso de los derechos fundamentales contenidos y que emanan de la Carta Magna, cuando no les son convenientes a sus intereses.
Como ejemplo tenemos muchos, ahí están “las consultas populares”, las cuales, sin bien es cierto, se encuentran previstas en el artículo 35, fracción VIII, apartado 1º, inciso c) de la Constitución Federal, la forma evidentemente maliciosa con la que se han utilizado en más de una ocasión, ha provocado excesos, los cuales terminan por contradecir a la propia “Ley Suprema”, respecto de la que se supone, no puede haber nada por encima de ella.
No obstante tenemos la consulta sobre el nuevo aeropuerto, también sobre el tren Maya, y, como olvidar, la consulta popular para juzgar a expresidentes, en la cual, hasta la Suprema Corte de Justicia de la Nación se prestó al juego del Ejecutivo, declarándola constitucional, aún y cuando es claramente violatoria de derechos humanos.
Bueno, y si quisiéramos continuar, pudiéramos traer a colación la propuesta del ejecutivo de desaparecer los órganos autónomos, como el Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales INAI (y más adelante, no lo duden, también del INE) cuya autonomía está prevista en la propia Constitución Política Federal y cuya desaparición violaría directamente los artículos 6º, que prevé el derecho a la información; el 16, respecto a la privacidad; y más importante aún , el artículo 1º, que obliga a todas las autoridades a la progresividad en la interpretación de todos los derechos humanos. Siendo por ello, dichos órganos autónomos, mecanismos de contrapesos creados para controlar el poder político, constituyendo así una herramienta elemental, misma que fue incluida en el texto constitucional precisamente, en respeto y conservación a la soberanía del pueblo.
Hoy, quizá como nunca antes, la Constitución y nuestras instituciones, se están viendo amenazadas con corromperse y desaparecer, dejando al pueblo mexicano a merced de la voluntad del gobernante en turno, el cual, tendría un poder de tal magnitud, que podría decidir los destinos de todos nosotros, por sus caprichos y voluntariosas exigencias, lo cual es precisamente de lo que la Ley Suprema y sus órganos independientes nos protegen y, sin los cuales, nos quedaríamos desprovistos de escudo alguno en contra de los abusos de poder y violaciones a nuestros derechos humanos, ganados por nuestros antecesores con gran sacrificio personal de su parte.
Cuidar nuestras instituciones y exigir el respeto y observancia de la Constitución y por ende, del Estado de Derecho, es una de las mayores (sino la principal), prioridad que tenemos, exijamos nuestros derechos, levantemos la voz, realicemos cada uno de nosotros nuestro esfuerzo particular, por pequeño o grande que sea, para proteger nuestro sistema de vida democrático, republicano y constitucional.
Como siempre un placer saludarlo, esperando que estas pocas letras hayan sido de su agrado y, sobre todo, de utilidad ¡Hasta la próxima!
