Parte de la historia se borró con el incendio de la CN en 1982
CIUDAD DE MÉXICO, septiembre 12.- Una de las grandes pérdidas para la cultura en México, sucedió la tarde del 24 de marzo de 1982 cuando se incendió la Cineteca Nacional -en su primera sede ubicada en los Estudios Churubusco-. El fuego, que duró más de 15 horas, dejó completamente dañado el recinto y se perdieron miles de "tesoros fílmicos del cine mexicano".
En la trágica escena, se veían desde personas corriendo en llamas hasta niños que resultaron pisoteados. "Algunos alcanzamos a salir, pero otros se quedaron atrapados cuando el edificio empezó a desplomarse", contó un sobreviviente.
El lamentable suceso dejó varios muertos y al menos 50 lesionados, hasta el día de hoy se desconoce el número exacto de decesos y lo que ocasionó el incendio. Reporteros de EL UNIVERSAL manifestaron que pudo deberse a un corto circuito en los laboratorios de revelado de la Cineteca, donde se resguardaban productos químicos, específicamente nitrato de plata.
Así fue como EL UNIVERSAL cubrió el incendio en la Cineteca Nacional.
Cinco muertos, tres desaparecidos y más de 50 lesionados fue el saldo del incendio ocurrido en la Cineteca Nacional
25 de marzo de 1982
- Pérdidas materiales por decenas de millones de pesos
- Ocho explosiones en serie iniciaron el siniestro
- Corto circuito en la sala de revelado, la posible causa
- La magnitud de los estruendos se alcanzó a escuchar a cinco kilómetros a la redonda
- Irreparable pérdida de películas antiguas
Por Francisco Leyva y Guillermo Valencia
Cinco muertos, tres desaparecidos y más de 50 lesionados —entre ellos cinco niños—, así como pánico entre concurrentes y habitantes de colonias circunvecinas y pérdidas materiales por decenas de millones de pesos, ocasionaron ocho explosiones en serie que degeneraron en incendio ocurridas ayer por la tarde en la Cineteca Nacional.
Los estallidos se iniciaron alrededor de las 18:50 horas en las bodegas ubicadas en el lado sur del edificio de la cineteca, localizada en la esquina de las calzadas de Tlalpan y Río Churubusco, y de inmediato se inició el desalojo del público que se encontraba en las salas "Fernando de Fuentes" y "Salón Rojo".
Las causas aparentes del siniestro fueron un corto circuito en los laboratorios de revelado donde se almacenaban productos químicos entre los que se encontraba nitrato de plata, mismo que se utiliza en la elaboración de las películas y es altamente explosivo, el cual provocó las explosiones en cadena.
La magnitud de los estruendos abarcó poco más de cinco kilómetros a la redonda y cientos de comercios, inmuebles particulares y la casa-cuna del DIF, sufrieron daños en su estructura, además de que sus moradores perdieron la calma al sobrevenir un apagón generalizado.
El tránsito de las calzadas de Tlalpan y Río Churubusco, así como otras arterias importantes del sur de la ciudad, quedó paralizado e, inclusive, el Sistema de Transporte Colectivo (Metro), en su línea dos, fue suspendido por más de tres horas.
Al sitio del siniestro acudieron más de 300 elementos de las subestaciones Tlalpan, Saavedra, Tacubaya, Tacuba y de la Central de Bomberos, además de 20 ambulancias de la Cruz Roja, 15 del ERUM, 12 del ISSSTE y 15 del Seguro Social, las que en todo momento estuvieron transportando lesionados a los hospitales Rubén Leñero, Xoco, Cruz Roja, Balbuena y 20 de Noviembre.
También más de 1,000 elementos de la Dirección General de Policía y Tránsito, entre motociclistas, granaderos, patrulleros y de pie, acordonaron un área de 500 metros a la redonda, para impedir que los curiosos entorpecieran las labores de los cuerpos de socorro.
Los bomberos, junto con elementos de alta montaña de la benemérita institución entraron en las salas de proyección y oficinas del inmueble, y localizaron los cadáveres calcinados de cinco personas, entre ellos se logró identificar a un mayor de nombre Alfonso Solana Villada y al civil Silvestre Cortés, según informó el doctor y jefe de socorristas de la Cruz Roja, José Luis Santiesteban.
Agregó que tres desconocidos fueron trasladados al Servicio Médico Forense en ambulancias de la Central de Bomberos, y que también estaban desaparecidos tres bomberos, entre ellos un capitán.
Las escenas de pánico sobrevinieron y público que aún no desalojaba las salas sufría desmayos y eran alcanzados por las llamas. Cinco menores de edad, cuyos nombres se ignoran, fueron pisoteados por la gente que trataba de ponerse a salvo y tuvieron que ser hospitalizados en Balbuena.
Entre los más de 50 lesionados se encuentran el director de Cinematografía, Jorge Durán Chávez, quien fue trasladado a bordo de una ambulancia a su domicilio, donde fue atendido por médicos particulares. Se ignora su estado.
Personas que lograron salir ilesas de las explosiones e incendio indicaron a EL UNIVERSAL que "fue horrible. Se escucharon estallidos como de bombas y todo quedó oscuro. Luego apareció el fuego y todos tratamos de ganar la calle".
Aún con los nervios destrozados y lágrimas en su rostro una señora de 35 años de edad aproximadamente, decía: "repentinamente se suspendió la función, luego de que una persona nos indicó que teníamos que desalojar la sala y ante el desconcierto de algunos asistentes, quienes nos negábamos a salir. Se escuchó una fuerte explosión y todos corrimos en dirección a las salidas de emergencia".
"Algunos alcanzamos a salir, dijo otra persona que vivió la angustia, pero otros se quedaron atrapados cuando el edificio empezó a desplomarse y muchos de los escombros obstaculizaron las pequeñas salidas hacia la calle".
En esos instantes hicieron acto de presencia elementos de la Cruz Roja y de otras instituciones de auxilio, quienes se abocaron a rescatar a todo aquel que se encontraba dentro de las instalaciones de la Cineteca, "aunque algunas personas quedaron atrapadas al extenderse el fuego", añadió.
Otros de los espectadores que participaron en la labor de rescate dijeron que muchas de las personas salían de la sala con sus ropas incendiadas, se revolcaban en el piso para apagarse el fuego, mientras que otras eran socorridas por bomberos quienes les arrojaban mantas.
Fue un error y se los advertí: M.L.P.
Entrevistada por EL UNIVERSAL en el lugar de los hechos Margarita López Portillo, directora de Radio, Televisión y Cinematografía, dijo que "exigiré que se investiguen a fondo las causas verdaderas que originaron este lamentable suceso".
Agregó que: "no me explico por qué construyeron el edificio de la cineteca sobre la bodega donde se almacenan todas las películas de México y, donde también se guarda el nitrato de plata, el cual era una bomba de tiempo y se los advertí".
Subrayó que a las altas autoridades siempre les señaló el peligro que entrañaba la ubicación de dicho inmueble, y "por principio solicité que se aislara el lugar donde se guardaban «los tesoros fílmicos del cine mexicano".
Manifestó que no podía calcular el número de filmes que fueron consumidos por el fuego, pero dijo que con cualquiera que se quemara el cine mexicano sufrirá una irreparable pérdida.
Nerviosa la directora RTC reiteraba a los reporteros que "yo lo advertí en varias ocasiones, pero no me hicieron caso".
Así mismo, informó que solicitó la intervención de peritos en explosivos para determinar las causas verdaderas que provocaron las explosiones del nitrato de plata, y su alcance.
Finalmente, Margarita López Portillo afirmó que los peritos estarán apoyados por un cuerpo de abogados que estudiarán si existen o no responsables del siniestro.
Continúa el fuego
Hasta el momento de redactar esta nota el fuego aún consumía las instalaciones de la Cineteca Nacional y prácticamente un 90 por ciento del inmueble estaba destruido, aunque los bomberos, al mando del coronel Benito Pérez González, señalaron que estaba bajo control y era cuestión de horas sofocarlo.
El coronel Pérez González agregó que luego de que se logren extinguir completamente las llamas, se procederá a remover los escombros en busca de posibles víctimas.
Confió que esperaba encontrar entre los lesionados a los tres bomberos desaparecidos, dado que la situación provocó confusiones entre el personal que laboraba, y no se conocía la identidad de las personas que fueron internadas en centros hospitalarios del Distrito Federal.
El incendio y la explosión de la Cineteca Nacional provocó caos vial
- Miles de personas tuvieron que caminar grandes distancias para llegar a sus hogares
- El Metro sólo operó en la línea 2 hasta la estación Xola
- Las mismas unidades de emergencia tuvieron problemas para llegar al lugar
Miles de personas resultaron afectadas por el congestionamiento gigantesco que provocó la explosión e incendio de la Cineteca Nacional. Las avenidas Tlalpan y Río Churubusco se convirtieron en enormes estacionamientos, al igual que las calles adyacentes. La gente tuvo que caminar grandes distancias para llegar a sus hogares.
Desde las 19:15 horas, amplia zona de esta capital quedó desquiciada por el suceso. El Sistema de Transporte Colectivo (Metro) operó en la línea dos hasta la estación Xola; desde aquí, hasta Tasqueña, el público se formó en una gran peregrinación a lo largo de la calzada Tlalpan.
Imposible llegar en automóvil al lugar de la conflagración, que fue acordonado por elementos policiacos. Hasta las mismas unidades de emergencia tenían problemas para arribar hasta el sitio donde se requerían sus servicios.
Un sinnúmero de vehículos de todos tipos se encontró de pronto en un embotellamiento sin fin. Varias patrullas diseminadas a lo largo de Tlalpan instaban a los automovilistas a utilizar calles y avenidas adyacentes, pero la mayoría no hacía caso.
Muchos autos, por calentamiento, quedaron varados multiplicándose así los problemas que ya existían. Cientos y cientos de personas abandonaron el "Metro" para buscar desesperadamente cualquier medio de transporte para viajar hacia el Sur; inútil, nadie podía pasar en vehículos automotores.
Sólo quedó, entonces el recurso de caminar por la calzada o dirigirse a otras arterias con la esperanza de encontrar un taxi o alguien que diera un "aventón". Los camiones iban repletos y también se calentaron en demasía sus motores.
De pronto, todo se convirtió en el caos y los autos, parados, hacían sonar sus bocinas protestando por un embotellamiento, pero nadie les informó el motivo por el que se encontraban en el congestionamiento.
Las colonias Taxqueña, Churubusco, El Reloj y otras más, quedaron prácticamente aisladas por el suceso. Vecinos de cuatro calles a la redonda del lugar del accidente, fueron desalojados como medida de seguridad.
El ulular de las ambulancias, patrullas y vehículos de bomberos, daba al ambiente un toque de angustia. Los teléfonos de Tlalpan, resultaron insuficientes para la gente que anhelaba comunicarse a sus casas para decir que llegaría tarde.
Por otro lado, la avenida Río Churubusco estuvo cerrada y lógicamente se provocaron problemas de tránsito, dado que era la hora de más circulación en esta vía rápida.
Del centro de la ciudad hacia el Sur, muchos automovilistas optaron por usar la avenida Cuauhtémoc, con lo que se evitaron en parte las dificultades de tráfico. Tal vez un aviso radial o a través de las patrullas, hubiera ayudado a miles de personas que sufrieron el gigantesco congestionamiento.
Así, hasta altas horas de la noche, el embotellamiento estaba desde San Antonio Abad hasta la avenida Churubusco. La desesperación de muchos conductores provocó accidentes, aunque no de gravedad.
Insuficientes resultados, además, los elementos policiacos destacados en las avenidas Churubusco y Tlalpan, ya que eran demasiados automóviles. Se llegó, incluso, a recomendar que se apagaran los vehículos porque era inútil utilizar gasolina, ya que no se podía avanzar nada.
Después de que actuaron con oportunidad y rapidez los bomberos, socorristas y policías, el congestionamiento fue decreciendo pero, para entonces, habían transcurrido varias horas.