Posicionamiento de CNDH respecto a la salida de directores de primera y sexta visitadurías generales
El 26 de agosto pedí la renuncia a los directores de la Primera y Sexta Visitadurías, el motivo fue la pérdida de confianza que se fue gestando durante los ocho meses que estuvieron laborando en la CNDH. El proyecto de convertir a la CNDH en un Organismo Autónomo, cuya prioridad fuera la defensa de los derechos humanos y el acompañamiento a las víctimas, fue traicionado por los dos directores al no existir un compromiso con su función y en los nulos resultados de su trabajo. Varias víctimas y colectivos, cuyos casos fueron turnados a sendas Visitadurías, han estado acudiendo a este organismo molestos y con reclamos porque después de seis o siete meses no se les había dado respuesta a su queja.
El nombrar a activistas sociales como directores de Visitadurías, no tenía la intención de buscar simbolismos, sino empatía con las víctimas, que se manifestara en el trabajo arduo, eficaz y eficiente, pero sobre todo comprometido con los miles de ciudadanas y ciudadanos de este país que, durante décadas, han visto conculcados sus derechos. La lucha por la presentación de los desaparecidos conlleva erradicar la represión, la tortura, la impunidad, y todas las lacras que nos heredaron los malos gobiernos. Esto solamente se logrará con acciones y hechos contundentes, sin ellos las remembranzas de luchas pasadas resultan huecas.
Quienes hemos sufrido la desaparición forzada de un ser querido sabemos lo difícil, tortuosa y escabrosa que es la lucha contra este crimen de lesa humanidad. Intereses oscuros y mezquinos tratan a toda costa de impedir llegar a fondo en las investigaciones que conduzcan a encontrar la verdad, la justicia y la garantía de no repetición. Nunca imaginé que la persona en quien deposité mi confianza para dirigir la Primera Visitaduría fuera el instrumento para evitar cumplir con la parte que a la CNDH corresponde para esclarecer el paradero de los 43 estudiantes de Ayotzinapa.
La CNDH desmiente categóricamente que haya intención de torcer las nuevas investigaciones del caso Iguala. Hay un compromiso claro con los familiares de los 43 estudiantes de Ayotzinapa, asumido de cara a ellos el 27 de enero, de revisar la Recomendación emitida en 2018 y coadyuvar con ellos hasta el esclarecimiento pleno de la verdad, sea cual sea ésta y los involucrados.
Hasta la fecha de su renuncia, el director no presentó un análisis del expediente, como era el compromiso desde que se le dio el mandato a esa Visitaduría de atender y valorar el alcance de la Recomendación 15VG/2018.
Puedo desmentir, una a una, la serie de falsedades y mentiras que usan los exdirectores para torcer lo que sucede en esta CNDH. Existe la documentación de hechos y causales (que en cualquier momento puedo mostrar) por las que tomé la dolorosa decisión de pedirles su renuncia. Mantuve silencio durante varios días, pues ilusamente esperaba que el afecto basado en principios al que aluden en sus renuncias los hiciera actuar con la verdad y no seguir denostando a mi persona, pero sobre todo a este Organismo con infundios y calumnias. Ambos directores están violando el Código de Ética de la CNDH, al afirmar sin pruebas que este Organismo no es autónomo, por lo que se les conmina a presentar evidencias, si es que las tienen.
Nunca antes la Comisión Nacional de los Derechos Humanos había actuado con total autonomía, no solamente del gobierno en turno, sino de cualquier fuerza o partido como lo está haciendo ahora. Además, el decir que las decisiones me las impone el Secretario Ejecutivo, Francisco Estrada Correa, denota dos cosas: que no conocen las funciones de esa Secretaría, que, como su nombre lo indica, es la principal auxiliar de las decisiones tomadas por la Presidenta y otra, que a pesar de ostentarse como paladines y defensores de los derechos de las mujeres, no han logrado desprenderse de la ideología machista y misógina al considerarme incapaz de decidir por mí misma.
Señores ex directores, no tengo diferencias políticas, mis diferencias con ustedes son morales y éticas.