La 4T ¿Violencia como catalizador del cambio?
Las tres transformaciones que ha sufrido nuestro país, a las que se
han referido los Morenistas, tienen como común denominador, la
violencia como catalizador del cambio ¿Será que a eso se le está
apostando para llevar a cabo la cuarta transformación?
De acuerdo al discurso del presidente López Obrador, su
administración se constituirá como la cuarta gran transformación política
en nuestro país, siendo las otras tres, la Guerra de Independencia; la
Guerra de Reforma y la Revolución Mexicana.
Estos tres momentos de la historia de México marcaron, sin duda
alguna, cada una de ellas, el inicio de una profunda transición política,
social y económica en nuestro país.
La independencia, nos liberó de la dominación de la Corona
Española en la que estuvimos por casi trescientos años; la Guerra de
Reforma dio paso a la promulgación de la Constitución de 1857, que,
entre otras cosas, logró la separación de la iglesia y el Estado; y, la
Revolución Mexicana, consolidó el régimen Constitucional que nos rige
actualmente, concluyendo con el sistema latifundista que prevalecía
hasta entonces en nuestro país.
Sin bien, estos tres trascendentales hechos sucedieron en periodos
históricos de contextos tan diversos que, bien podríamos incluso hablar
de tres Méxicos diferentes, por lo que, cada movimiento tuvo sus
motivos, características y singularidades tan propias, que no guardan
semejanza sustancial entre ellos. Sin embargo, lo que sí tienen todos en
común es, el haber recurrido a levantamientos armados como
instrumento para lograr dichos cambios.
La doctrina de la cuarta transformación, a la que se refiere el
presidente López Obrador, no acaba de quedar del todo clara. No se
aprecia con exactitud y precisión su dimensión ideológica, política,
económica, religiosa o social, pues en el discurso se condena al
neoliberalismo, pero en la práctica se hace todo lo contrario, (un
ejemplo claro de ello, entre muchos otros, es la firma del T-MEC,
“tratado de libre comercio celebrado con Estados Unidos y Canadá” que
remplazó al TLCAN), o que, ya no habría corrupción, y sin embargo,
continúan, con mayor recurrencia que en las anteriores
administraciones, las asignaciones directas de obras publicas a cuates y
familiares, por mencionar solo algunas de las muchas que han sucedido
en el actual gobierno.
Estas inconsistencias, además de hacernos considerar como
falaces los discursos de una cuarta transformación, hacen que no
identifiquemos, ni siquiera, en que consiste realmente dicho cambio.
No obstante, de continuar con el déficit económico, con el
confrontamiento, propiciado por el propio ejecutivo federal, entre ricos y
pobres y, con la inmolación sistemática de las empresas y, por ende,
con el incremento en el desempleo, en lo que sí se asemejará la cuarta
transformación a las tres anteriores, es que, pudiera derivarse en
hechos masivos de movimientos violentos, con las terribles
consecuencias que ello implica para todos los mexicanos.
Como siempre un placer saludarlo, esperando que estas pocas
letras hayan sido de su agrado y sobre todo de utilidad ¡Hasta la
próxima!