La democracia digital o la privatización de la democracia en 2021

La democracia digital o la privatización de la democracia en 2021

La “democracia digital” es aquella en la que se usan las nuevas tecnologías de la información y los medios alternativos de comunicación para llevar a cabo, de manera más eficiente y completa, el proceso de “democracia representativa”, por medio de la que se realiza la elección de funcionarios para desempeñar puestos públicos.

La democracia digital debería ser un medio para contribuir a la consolidación del sistema democrático.

Sin embargo, los hechos han demostrado lo contrario, pues debido a la corrupción de la información, sobre todo en redes sociales, mediante la utilización de bots y noticias falsas, han hecho de la democracia digital, una herramienta poco confiable y sumamente peligrosa para la eficacia del sistema electoral y la permanencia y respeto del estado de derecho.

En las últimas elecciones presidenciales de 2018 el papel de las redes sociales fue vital para la llegada al poder de López Obrador, quien a diferencia de sus adversarios, trabajó e hizo crecer su alcance en medios digitales desde la campaña contra Calderón y de manera mucho más organizada, durante el sexenio de Peña Nieto.

         Hasta antes de la democracia digital, las redes se habían comportado más como medios de comunicación en los cuáles uno difundía información general, pero ¿qué pasa si las empresas detrás de las redes tienen una agenda política que ejercen controlando la difusión de contenidos?

Uno de los grandes riesgos que se corre con la democracia digital es la “privatización de la democracia” pues no hay que olvidar que las redes sociales son un negocio en propiedad de particulares, en los que se comercializa con la información en base a metas y objetivos económicos y, si a eso le sumamos que se tratan de empresas extranjeras (Facebook, Twitter, etc.), el tema se torna todavía más crítico para nuestro país.

Debido a ello, la credibilidad de la información política-electoral compartida en redes se ha visto afectada, sobre todo por el uso abusivo de personajes públicos que las han utilizado de manera indiscriminada, mintiendo descaradamente de manera habitual, tanto así que la frase “fake news” ya forma parte de nuestra cultura popular.

Plataformas como Facebook y Twitter se han convertido en poderosos e influyentes actores en la vida política mexicana, con la capacidad de llegar hasta decidir la contienda electoral en nuestro país.

         Las elecciones intermedias de 2021 han sido consideradas por importantes tratadistas políticos, como las más significativas y trascendentes en la historia de nuestro país.

         Sin duda, las redes sociales jugaran un importante papel en la definición de las preferencias del electorado, principalmente en aquellos que conforman los llamados “votantes flotantes”, quienes no militan ni guardan lealtad por ningún partido político o candidato, y quienes en realidad son los que definen los resultados de las elecciones.

En este 2021, a diferencia del 2018, es necesario e indispensable, para la subsistencia del estado democrático y de nuestro sistema republicano, que ejerzamos nuestro voto de manera razonada, con suficiente información y datos reales, pensando en lo que más le conviene a nuestro país y a nuestra gente.

Una forma objetiva de hacerlo es no dando todo el poder a un solo partido político, permitiendo que los congresos hagan su función de contrapeso del ejecutivo y judicial, manteniendo así a raya a cualquier clase de ocurrencia que sólo beneficie a quienes están en la cúspide del poder público y no al pueblo, quien en realidad es el activo más preciado que debemos proteger.

Como siempre un placer saludarlo esperando que estas pocas letras hayan sido de su agrado pero, sobre todo, de utilidad ¡Hasta la próxima!



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