Violación al “Derecho humano a la verdad”
Indiscutiblemente, durante el desarrollo de la pandemia sanitaria
por la que estamos atravesando, hemos sido testigos de muchas
infracciones a los derechos humanos, en menor o mayor grado, pero
que, en ciertos casos, de alguna manera han sido comprensibles dada la
situación de emergencia actual, (más no aceptables como correctas ni
fundadas), como por ejemplo, la restricción al libre transito de las
personas, el adecuado acceso a la justicia, así como a su pronta y
completa impartición por parte de los tribunales competentes (los
cuales, en su gran mayoría continúan cerrados, no obstante de tratarse
de una actividad esencial), la paralización del desarrollo de la actividad
económica y, además, de la falta de medidas para la conservación de las
empresas y sus actividades comerciales, y, ni se diga, de todas aquellas
violaciones que se han perpetrado en torno al derecho fundamental a la
salud.
Sin embargo, poca atención le hemos dedicado a la constante
violación, por parte de las autoridades, al “derecho humano a la
verdad”.
El “derecho humano a la verdad”, fue reconocido inicialmente en
decisiones legales tomadas en Cortes Internacionales, explícitamente,
como respuesta a los casos de desapariciones forzadas, en los asuntos
que fueron del conocimiento y, en los cuales, se pronunciaron dichos
tribunales, haciendo referencia, sobre todo, al derecho a una
investigación efectiva, así como a la verificación de los hechos, la
presentación pública de la verdad, y el derecho a la reparación.
De manera tal que, en base a ello, se reconoce, a las víctimas y a
sus familiares, el derecho imprescriptible a saber la verdad acerca de las
circunstancias en las que ocurrieron las violaciones a sus derechos
humanos y a cerca de los abusos de los que fueron objeto.
El derecho humano a la verdad, al ser de naturaleza compleja, no
se limita su aplicación solamente a los casos de investigaciones de
desapariciones forzadas, sino que también, gracias a su amplio
espectro, tiene que ver con el “derecho que tienen las personas a ser
informadas” con veracidad y oportunidad, por parte de las autoridades,
(con fundamento en hechos y datos reales), respecto a aquellas
situaciones que, por su naturaleza y trascendencia, son de interés
general e indispensables para la toma de decisiones de la población.
En este aspecto, en nuestro país, el “derecho humano a la verdad”
se encuentra previsto en el artículo 6º de la Constitución Federal, que se
refiere al “derecho a la información”.
Lo que se ha visto, de manera bastante recurrente,
lamentablemente, en esta contingencia sanitaria, es una tremenda
desinformación, datos falsos, equivocados y una y, otra vez, información
controvertida por el mismo presidente de la republica y su gabinete.
Datos sin fundamento, arrojados a la ligera, de manera improvisada,
que han provocado que la población esté en una situación de psicosis
generalizada y de alarmismo, por no saber el número real de contagios,
cuales son las zonas más afectadas, pero, sobre todo, por desconocer el
tiempo real, estimado, en el que será relativamente más seguro volver a
las actividades normales anteriores a la crisis.
Oír decir a nuestras autoridades un día que los casos de COVID no
son tales, sino que son neumonías atípicas, y al día siguiente decir lo
contrario; que el presidente de la República desmienta al subsecretario
de salud y al resto de su gabinete implicado en el control de la
contención de la pandemia, haciéndolos ver que, no saben en realidad lo
que están haciendo, ha generado un nivel de desinformación y de
desconfianza en las autoridades quizá, nunca antes visto en nuestro
país.
En definitiva, la falta de cumplimiento de información veraz por
parte del gobierno, ha causado daños, tanto en la salud física como
emocional de las personas, así como la lamentable pérdida de vidas
humanas, altos índices de desempleos y estragos en la economía, cuyas
cuantías no es posible, en estos momentos, ni siquiera dimensionar, y
todo ello, principalmente, debido a la toma de decisiones que la
población ha hecho, basadas en información falsa y errónea,
proporcionada por las vías oficiales, en franca violación al derecho
humano a la verdad.
Sin duda, una responsabilidad más a las muchas que tiene este
gobierno en su haber ¿Cuántas más faltarán?
Como siempre un placer saludarlo, esperando que estas pocas
letras hayan sido de su agrado y sobre todo de utilidad ¡Hasta la
próxima!